domingo, 24 de mayo de 2015

El REGATO GRANDE //// EMBALSE DE BORBOLLON .

  Si partimos de Coria en dirección a la Sierra de Gata, tomando la carretera comarcal Ex-108, a unos doce kilómetros, a la derecha aparece una señal  indicadora de situación que nos lleva a la primera localidad perteneciente  a la comarca Sierra de Gata es la población de La Moheda de Gata,

Precioso y encantador pueblo de colonización con productivas tierras de regadío, ubicado este, en la ladera  más llana de la Sierra de Gata. A su lado, por el este de la localidad, a menos de un kilómetro pasa el río Árrago.

Dejando de lado el pueblo y continuando por su carretera local, a menos de cuatro kilómetros, una señal nos indica la entrada en el término de Santibañez el Alto, pueblo este con gran historia dentro de la comarca de Sierra de Gata, es precisamente aquí, donde se encuentra uno de  mis embalses preferidos. en el que de chaval, pase muchos días practicando la pesca, es,  el Embalse de Borbollón



Vista del embalse de Borbollón desde Santibañez el Alto

Situado en la ladera de la Sierra y con una capacidad lleno de 88 hm3, ofrece al visitante una bonita zona de recreo y baño, así como la ubicación en el propio embalse de un espacio dedicado al deporte náutico, existiendo en él un bonito y atractivo club de vela.

El tema que me ocupa hoy es, precisamente sobre lo que me gusta, el disfrute de su pesca, hace años  recorrí todas y cada una de sus zonas de pesca, todas ellas apodadas por los pescadores locales que, a lo largo del tiempo las iban diferenciando unas de otras con diferentes calificativos. 

 Entre sus zonas mas conocidas por su margen derecho están,  la Universidad, escenario utilizado en otro tiempo a la pesca sobre todo de bogas, donde podían pescarse decenas de ellas en una tarde cuando no había cupo de capturas. Por citar alguna más, el Regato de las Tamujas, la zona de la Tumba de los Moros, la entrada del río Árrago, llamada comúnmente la Cola, y por el margen izquierdo, el Regato del Pulgón y el de Toconales terminando en la zona de la Parra del Soberal y el Jardin, cercano al mismo muro de retención.

 Seguro que más de un pescador lugareño, habrá pensado que, en su margen derecho, aún falta una de las mejores y mas lindas  zonas de pesca de este embalse, es, la zona del Regato de las Vegas, entre los pescadores conocida habitualmente como la zona del Regado Grande.




                                                       Zona central del regato de las Vegas


Esta zona, concretamente es mi preferida, en otro tiempo, casi desconocida por muchos por su largo y no fácil acceso, a la que, solo se podía llegar a pie después de varios kilómetros andando por sus orillas, cuando buscábamos entonces el preciado bass back, muy presente en estas aguas.

 Para llegar a él, hoy en día es mucho mas fácil, siguiendo carretera arriba, en dirección a Santibañez, a unos tres kilómetros, junto a la altura de la finca de Villa Marta, sale una pista asfaltada en dirección a la Cola de este pantano.  A medio camino, hacia la derecha aparecen varias pistas forestales, una de ellas, si conoces la zona, esta te lleva a él. 

Escenario apartado, precioso este, donde la sabia naturaleza te envuelve en un manto de tranquilidad y relax, donde te ofrece su preciado encanto sobrado de valor, algo que buscamos más de uno, cada mañana de domingo, intentando fusionarnos con su entorno.

En esta ocasión, después de mucho tiempo sin aparecer por sus inmediaciones y con ganas ya de volver a este paraje tan natural y apartado, decidí poco más de las cinco de la  mañana ponerme en marcha con mi "Toy" (graciosa mente llamo así a mi Toyota  4runner).

 No sabía lo que me podía encontrar, ni la capacidad actual del embalse, pero me daba lo mismo. Quería volver a disfrutar de un escenario en el que, disfruté mucho en un tiempo cuando no me importaba  tirarme mucho tiempo andando rapaleando las orillas del pantano en busca de los astutos  y lunáticos basses.



Por norma, cuando visito escenarios irregulares o en este caso apartados en los que llevo mucho tiempo sin acercarme a ellos, siempre suelo llevar un equipo de cañas que me responda a cualquier situación en caso de necesitar usar una u otra técnica.

 Este equipo hoy, está compuesto de una práctica caña boloñesa de seis metros, montada siempre  con flotadores deslizantes, una caña inglesa de acción media, una caña de legering con cuatro quivers de entre 1/4 y 2 onzas de acción y como no, por si la situación lo requiere, mi acostumbrada acción ya  de llevar siempre conmigo una de las cañas de legering montadas con punteras de swing tip.

Portando todo esto, sin mas compañía que mi  inolvidado bocadillo y mi teléfono móvil me puse rumbo al Regato Grande, mi idea era  rodar por pista de tierra antes de que saliera el sol, una vez terminado el asfalto en diez minutos estaría en mi deseado escenario.

 Y así lo hice, al llegar al destino, como en tantas ocasiones visitado anteriormente, no me defraudo en absoluto el verlo de nuevo, seguía teniendo su silenciosa y atractiva magia. Durante unos minutos me puse a revisar el entorno, es esta ocasión con menos agua que otros años por estas fechas.



Algunas carpas merodeaban en superficie y algunos bases se movían en lo más estrecho del regato. Aunque, sabia que con la llegada de los primeros rayos de sol la situación cambiaría.

  Viendo esto, lancé un trozo de rama seca al agua donde aun se notaba tiro de corriente superficial en él y, me puse a observar su movimiento, Un desplazamiento cada vez mas lento de ésta, me hizo entender que  a medida que se movía más despacio, era porque, el regato estaba ganando metros de profundidad en corto espacio.

 Esa concretamente, era la zona que buscaba, la zona de asiento en el fondo, en la que van a descansar la mayoría de los sedimentos, semillas y alimento que arrastra el regato, justo donde el regato empezaba a coger profundidad


Entrada del Regato

Monté de inicio, una caña boloñesa de seis metros con flotador deslizante, este flotador, aguantaba un lastre de unos tres gramos y medio y, es que, acostumbrado a este tipo de escenarios no me fiaba de las condiciones tan calmadas y tranquilas existentes que, de momento se hacia notar, aunque, se empezaba a notar una leve brisa matutina.

La pesca con esta modalidad es muy atractiva y productiva si se hace bien y si se llegan a dar las condiciones idóneas para su uso, pero exige un total control sobre el flotador y la caña siempre en la mano para ello, sobre todo, si se pesca en corriente o con viento lateral, y es que, en ningún momento en acción de pesca, el hilo debe estar destensado ni tocar exageradamente la superficie del agua, evitando panzas innecesarias en él, para evitar el desplazamiento del flotador.

Presentía, (dada la ubicación del regato, ya que este, baja  encauzado  entre dos lomas que acaban muriendo en el pantano justamente desde el norte), que la presencia del viento del norte tarde o temprano, se iba a hacer notar. Y es que, como viene siendo normal y de manera natural en estas entrada a la masa de agua, al rededor de las doce, al calentarse las masas de aire, acabaría produciéndose si no mucho, al menos. un notable oleaje,

Seguidamente, busqué un poco de tierra para hacer el engodo de las orillas cercanas al regato y encontré lo que realmente buscaba, un hermoso carrasco que hacia de dormidero de aves, como es natural, con muchos excrementos de pájaros bajo él. La tierra bajo él era ligera y suelta, de un color muy oscuro, ideal para lo que pretendía hacer.,

Tamizando poco más de un kilo de ella, le añadí una cuarta parte de arena limpia de cierto grosor para impedir que la posterior mezcla se aglutine demasiado, dos botes maíz dulce y un puñado de cañamón cocido, con algo de pan rayado, lo suficiente para compactar la mezcla.

 Una vez hecho esto, lo humedezco y después de unos diez minutos reposando le añado una cuarta parte del volumen de la mezcla de un pienso compuesto fino llamado corrector, así como un puñado de larvas de asticot.




 Monté primero una caña boloñesa y dadas las condiciones del escenario, plomee exhaustivamente su flotador y con la que sondee el puesto, bajando unos centímetros el plomo de lagrima que en esta ocasión, era de un gramo que había montado en la emplomadura activa.

Según los marcadores de distintos colores con los que, llevo  marcados mi sedal para saber más exacta la distancia de pesca desde la orilla, esta, rondaba los 18 metros desde mi puesto. La profundidad entre 4,40 y 4,60 metros con fondo algo irregular, para lo que le monte, un bajo de línea algo más largo de lo normal.  

   Un flotador deslizante en forma de gota con ojales laterales por si el oleaje se hacia notar con más fuerza a medida que iba transcurriendo la mañana y un anzuelo rojo de pata larga de fino cuerpo.



Hecho esto, me dispuse a cebar el puesto y a montar los últimos accesorios en el pesquil y seguidamente, tomando referencias y marcando la línea para un lanzado más preciso, me dispuse a lanzar mi aparejo a la zona de cebado, no sin antes, observar que, el cebado estaba abriendo perfectamente comprobando el tiempo que habían tardado en abrir unas bolas de engodo que había dejado caer en la orilla, a unos metros de mi puesto de pesca.

 La emplomadura montada para el día de hoy era simple y sencilla, dado el flotador elegido. En la emplomadura pasiva había colocado seis perdigones blandos esféricos BB  (2'48 gramos) y el la activa un plomo de lagrima corredizo de 1 gramo, éste, si el oleaje subía iba a ser usado de lastre de fondo evitando además con el ello, el tiro de la corriente presente en el escenario.

Tras algunos lanzados, conseguí ajustar todo, con el firme propósito de inmovilizar al máximo el cebo ya que, el viento, que empezaba ya a mover la superficie de masa de agua, sabía que lo iba a poner algo difícil.

En la pesca a la pasada el barbo y la boga  posiblemente entrarían bien al cebo, pero la carpa es muy cómoda y raras veces  pica si el cebo esta nimiamente móvil.

Por momentos aparecen las rachas de viento en el escenario, el empuje lateral del aire, hacían del flotador un elemento en ocasiones algo impreciso que trabajaba en oblicuo y que me obligo definitivamente  a cargar aún más la línea de plomo y asentar la lagrima en el suelo. El flotador estaba sobrecargado en un gramo, pero con una buena medición de fondo que le había hecho conseguía entonarlo en retención


A media mañana como cabía esperar, el aire cada vez mas intenso hizo presencia en el escenario

Levantando la caña sobre el nivel del suelo unos 45º, conseguí retener el aparejo lo suficiente para al menos, intentar provocar un segura picada, aunque sabia a ciencia cierta que, al retener el flotador en corriente a repetidas sueltas de sedal, aunque el empuje fuera poco, este me iba a acercar el aparejo a la orilla con cada retención,

La mañana se presentaba  semejante a lo que tenia en mente desde muy temprano, y es que, a medida que iba subiendo la temperatura diurna el viento se hacia notar a esporádicas pero intensas por momentos rachas del norte, aun así, sabia que debía esperar.




   Mientras miraba detenidamente el entorno, pude ver la primera de las deseadas picadas, esta vez el flotador se hundió, desapareciendo entre las aguas sin darme tiempo a reaccionar, el descuido me hizo perder ese pez.

 Eran casi ya las diez de la mañana cuando la segunda picada  hacia hundir el flotador, posiblemente, un hermoso pez había tras el flotador, su ímpetu en la fuga me hacia pensar que podía ser un bello ejemplar de carpa, ya que, la tensión del hilo moría en la capa mas superficial del agua, acción muy propia de las astutas carpas, encaminada hacia un saliente que había en el escenario  con intención de ponerme aun mas difícil, pero, la  preciosa carpa royal cercana a los dos kilos, acabó agotada y en la sacadera.

 Estas cañas, si se las usa correctamente bien, saben hacer bien su cometido, a estos peces, un cambio obligado de trayectoria con su morro fuera del agua les atonta momentáneamente lo suficiente para ganarles esos metros necesarios para una recuperación mas rápida y controlada  Estas cañas, dada su longitud, con cierto manejo y ajuste exhaustivo  del carrete, se use freno o antireverso en él. frenando con el dedo corazón el giro de su bobina, son perfectas para esta acción.

Minutos después, volvía al río, estaba de nuevo en su habitad, donde debía estar, aunque aun se alejaba algo atontecída tras su forcejeo. 


Una de las carpas comunes  capturadas hoy  devuelta nada más ser capturada

Estaba claro que querían la comida en el fondo, estaba claro también que los peces que merodeaban por el escenario, de momento eran carpas y la comida la querían totalmente inmóvil.

 En otro tiempo quizá hubiera pescado este escenario con una boloñesa  pescando a la pasada cebando con asticot suelto al medio del regato pero, dadas las circunstancias con la escasez de bogas y los barbos, río arriba, actualmente en zona de desove de este pantano, no me dio por intentarlo siquiera.



La carpa esta muy presente en este escenario y preparándoles el puesto de pesca con un atractiva 
mezcla,  ocho de  ellas, me hicieron pasar una agradable mañana que, aunque no de muy grandes dimensiones, me hicieron empuñar de nuevo una boloñesa y con una modalidad de pesca  que siempre me encantó. la pesca con caña boloñesa con flotador deslizante.