La tenca, es un pez que pertenece a la familia de los ciprínidos, su cuerpo es robusto,oval y alargado con el dorso algo elevado.
Tiene su cabeza grande y fuerte, con dos pequeños ojos anaranjados y dos pequeños barbillones en su boca, que los usa como órganos sensoriales, para orientarse y buscar comida en los fondos oscuros y cenagosos.
Tanto su gran cola, como sus aletas largas y con terminaciones redondeadas, así como sus característicos colores, hacen de este ciprínido, un bonito y atractivo pez.
Su librea suele ser verde olivácea en el dorso y con tonos amarillentos en los costados, dependiendo en gran parte la intensidad de su color según el agua donde viva.
Su piel, está provista de muchas y pequeñas escamas, desprendiendo mucha mucosidad.
Preciosa tenca capturada por en la Ribera de Gata
Prefiere los ríos, charcas y estanques con zonas muy sombreadas, en lugares donde la corriente es lenta y sobre todo se mueve por lugares donde hay pozas con abundante vegetación sumergida y con cieno en el fondo.
Suele ser omnivoro, se alimenta tanto de algas acuáticas como de larvas, insectos, gusanos y pequeños crustáceos y no rechaza el pan y las masillas.
Su mayor actividad la demuestra en los meses de verano con el alba, a primeras horas de la mañana,o al atardecer, con excesiva temperatura en el agua, sufre una especie de letargo.
En invierno, su actividad es casi nula aletargándose en el cieno.
Durante la primavera y el otoño, su actividad la determina la temperatura del agua, siendo la primavera la estación propicia para el desove de estos ciprínidos.
Es un pez de fondo, comparte hábitat a menudo con la carpa y puede vivir perfectamente en aguas estancadas con una poca oxigenación.
Es muy apreciado por su carne aunque, los ejemplares de mayor tamaño suelen saber mucho a cieno ya que, este animal permanece gran parte de su vida en el fondo, (a menudo cenagoso) o próximo a él.
Actualmente, es común en casi toda la geografía española, aunque en Extremadura es donde más predomina, incluso se llega a cultivar en charcas y grandes estanques para luego su posterior disfrute de pesca y consumo.
La tenca, parece que se muestra tranquila y algo torpe en sus movimientos pero es muy asustadiza, en realidad, los que mucho intentan capturarla, saben que se alerta con el mínimo movimiento, haciendo caso omiso a cualquier tipo de cebo.
Pequeña tenca capturada en una laguna
Este, además de astuto se muestra muy desconfiado a hora de tomar nuestro cebo,es normalmente de suave y rara picada, en ocasiones, suele hacer un mínimos toques con muy escaso movimiento de flotador, a veces, incluso ni lo llega a hundir, solo lo desplaza lateralmente. Su picada a veces es extraña, e incluso necesita un tiempo para succionar nuestro cebo y acabar de efectuarla correctamente.
Conversando en ocasiones con pescadores experimentados en la pesca de la tenca, coinciden en que es un sinuoso e imprevisible, algunos de ellos, incluso actúan de una forma muy a la inglesa, que es esperando la picada con las manos metidas en los bolsillos, dando con ello el tiempo necesario a la tenca para engullir el cebo . Dicen que, el tiempo en llegar a empuñar la caña es el justo para conseguir una certera clavada en la boca del pez, en más de una ocasión lo pudimos llegar a comprobar.
Pero aunque este pez se ha pescado siempre de una manera muy tradicional, no por ello, ahora con las nuevas técnicas de pesca, su pesca tiene que perder parte de encanto.
Y es que, con esa idea, Pablo y yo, una mañana de primeros de Octubre, decidimos ir a probar suerte, invitados por un familiar a una charca de su propiedad, donde aseguraba que las había, pero que de un tiempo acá, habían mostrado un cierto desgano y hacia tiempo no cogía alguna.
La técnica que teníamos pensado utilizar sin lugar a dudas era la pesca con caña enchufable, con unos peculiares flotadores fabricados artesanalmente de pluma de pavo real y utilizando de quilla y antena, pintada a la vez, una varilla de bambú de escaso diámetro,
Parecidos a estos flotadores se los vi utilizar hace muchos años a mi abuelo cuando intentaba, por aquellos años pescar ciprínidos por esta época del año cuando empezaba a volar la hormiga alada. Entonces, la idea de la pesca con flotador era muy distinta a la que hoy tenemos, la pluma de pavo se usaba como señalizador de picada, más que como flotador. Esta pluma estaba unida a la linea principal por los dos extremos y por medio de dos pequeñas gomas elásticas, quedaba la mayor parte de las veces tendida sobra la superficie del agua. Su desplazamiento sobre ella y posterior hundimiento delataban la mayoría de las veces la picada de estos sinuosos peces. También es cierto que los medios que entonces se disponía, al menos por estos parajes, eran más bien escasos y era mas valiosa la intuición y el espíritu de observación que el propio material de que se disponía, pero estos flotadores, eran tan efectivos prácticos y funcionales, como pude comprobar, como los demás.
Siguiendo unos simples pasos, eso sí, construidos a modo personal y con muy escaso material están fabricados en pocos minutos y listo para ser usados.
Fabricando flotadores artesanales para la pesca de la tenca
Una vez conseguida la pluma de pavo real y las varillas de bambú, se corta un trocito del raquis de la puma, éste, como la segunda foto se puede apreciar, debe ser perforado con cuidado por una aguja de metal y seguidamente introducir la varilla de bambú con la longitud deseada.
Una vez hecho esto, se pegan los extremos con pegamento y se procede a tostar muy ligeramente, con sumo cuidado sus salientes laterales, para así, posteriormente, ser mas fácil lijar después sus extremos para un mejor acabado.
Terminado este paso, se pinta, tanto su cuerpo como su antena, para después barnizar y una vez seco, se procede a unirlo a nuestra linea por medio de unos trocitos de tubos de silicona huecos, tanto en la antena uno, como dos en su quilla, que le darán seguridad y sujeción.
Son flotadores muy estables a la vez que sensibles, ofreciendo poca resistencia al hundimiento y señalizando correctamente la picada.
La mañana de pesca
En un productivo rincón del valle del Arrago, siguiendo un largo camino rodeado de extensos maizales, encontramos la pequeña y solitaria laguna. Esta pequeña masa de agua, perfectamente adaptada, construida en forma triangular de unos 25 metros de cada uno de sus lados que, con una profundidad en uno de sus extremos de metro y medio de fondo, como pudimos comprobar, daba la sensación de muy poca actividad de estos ciprinidos, aunque sabíamos a ciencia cierta que, haberlas las había.
Una vez montado nuestro hoy, simple equipo de pesca, montamos unas lineas de 0,14 de diámetro, uniendo bajos de linea de 0,10 y como flotadores los recientemente acabados de pluma de pavo
que soportaban un lastre de 0'10 gramos uno de ellos y el otro alrededor de 0´14 según su plomeo.
El cebo usado en esta ocasión era el asticot y la masilla hecha de pan, que resultó también ser efectiva,
Como cebado, usamos una mezcla muy simple compuesta de pan molido, pienso en forma de pellet y un poco de saborizante de canela en polvo, mezclado con algo de asticot.
Pescando la tímida tenca
Pasado algo más de cinco minutos la primera de las tencas, acabó mordiendo el anzuelo, en esta ocasión oculto bajo una bolita de pan, aunque el asticot, dio a lo largo de la mañana el mismo resultado.
Preciosa tenga capturada en estas aguas
Algunas preciosas tencas nos alegraron la mañana, todas ellas devueltas al agua nada más ser capturadas, hermosas y bien cebadas, como pudimos comprobar por parte de su dueño, como si de un cebadero se tratara, alimentándolas sobradamente, con una cierta continuidad, quizá, todo esto, unido a el uso de un equipo de pesca con aparejos algo robustos, para pescar esta especie, bajo mi punto de vista, fuera esa una de las razones que, a veces, estas, le mostraban su desgano a la hora de picar, pero que haberlas, las había.
Una prueba más, tranquila mañana, esta vez con buenos resultados, en las escasas tres horas de pesca que estuvimos intentando capturarlas, pero que a última hora, a pesar del calor se mostraron más activas y es que, cada vez que probamos en algo diferente a lo acostumbrado, por simple que parezca, siempre aprendemos algo.
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