A muchos metros aguas adentro pasa la Ribera de la Atallisca y, raras veces y solo quizá en algunos puestos, cuando el embalse se encuentra en capacidades mínimas, desde este punto concreto se puede llegar hasta su lecho.
Esta zona concretamente, ofrece una preciosa visión a primera vista, sin embargo su fondo, como en la mayoría de las zonas de este embalse próximas al muro de contención, es muy normal encontrar grandes pizarras en las que además de perder más de un hermoso pez que se refugia en ellas, ocasionan innumerables anclajes del aparejo en el fondo.
Había quedado con él para pescar en esta zona para pescar al Legering, pero personalmente, le encanta la pesca al Legering con las punteras de swing tip, modalidad esta, a la que le añade siempre un feeder o cebador.
Septiembre suele ser un mes en el que los ciprinidos están muy activos y en los parones de brisas muy comunes en sus días calurosos, este sistema resulta ideal para vencer su desconfianza a la hora de succionar el cebo. Pero él, es de los que dicen que, si lo bueno es simple, dos veces bueno.
Desde el primer momento que le monté un cebador de muelle con bajo lateral, no usa otro tipo de feeder.
Como él mismo dice, este sistema tan simple, no se enreda y asegura una correcta presentación del cebo a escasos centímetros de cebador o feeder.
Arriba puntera Swing tip
Cebador o feeder con bajo lateral
De pesca en la zona de las Pizarras
La idea de intentar llegar hasta el fondo de la lejana ribera que se retuerce interiormente, hacia su vertiente izquierda, o sea, la orilla de enfrente a donde nos encontramos hoy, no se me iba de la cabeza.
Esta idea, me vino a la mente después de ver que un elevado oleaje a favor empujaba hacia ella.
Es algo que no me ha gustado nunca (pescar a favor del empuje del viento) y, ya que estábamos allí, intentaría llegar lo mas lejos posible intentando con una caña inglesa llegar lo más cercana a ella.
Con esta caña sabría enseguida si llegaba al centro de la antigua Ribera.
Una vez efectuado los primeros lanzados precisamente con una caña inglesa de 14 pies de acción semiparabólica con un hilo de escaso diámetro y peso, me di cuenta que no conseguía con todo esto llegar a ella, entonces solo me quedaba adaptarme a la situación y así lo hice.
Escasamente 3 metros de profundidad le lograba arrancar a la llanura de las pizarras a muchos metros de la orilla. No era lo que quería pero, esta vez la Ribera se quedaba muy lejos, aún para mis largos lanzados, pero aún así decidí probar.
Antonio, por su parte, seguía en lo suyo, probando a unos 30 metros con su cebador y nada más empezar, pudo comprobar que en su puesto de cebado había actividad, con varios toques a su oscilante puntera a intervalos regulares.
El constante aire no lograba esclarecer sus, hasta entonces, sutiles y tenues toques hacia la puntera de su caña.
Tras varios minutos, vi mi flotador desaparecer entre las aguas a una gran distancia de la orilla, conseguí clavar un enorme carpín cercano a los dos kilos de peso.
A los pocos minutos, una segunda picada de un pez seguro de buenas dimensiones, tras unos segundos de forcejeo encalló en el fondo, haciéndome perder con ello, el astuto pez y el aparejo completo.
Mirando por unos momentos a Antonio, que no se sentía muy cómodo con los pequeños tirones hacia su puntera, decidí no montar más la caña inglesa y ponerme a pescar como él, pesca al legering con cebador.
Puntera con resorte o muelle |
Este sistema de montaje, como hemos podido comprobar en muchas ocasiones, es ideal para peces desconfiados y que muestras mucho desgano a la hora de tomar el cebo.
Cebador o feeder con doble lazada y anzuelo de ojal .
La tarde empeoraba por momentos,y lo que parecía una airosa, pero tranquila tarde de finales de verano, acabó en unos minutos enturbiándose con un nubarrón que nos descargó un buen chaparrón en unos instantes,
Tengo comprobado en más de una ocasión que, durante estas perturbaciones no suelen picar los peces, este movimiento de inestabilidad por momentos parece incomodarles, aunque pasado este tiempo puede cambiarte la jornada de pesca en cuanto cese la perturbación, su actividad se acelera en cuanto la calma aparece.
Es posible que, la actividad de estos peces, guarde alguna relación con la caída de insectos al agua durante la lluvia y acelere de forma natural su instinto a la hora de buscar comida, esto es algo que difícilmente sabremos, pero la mayoría de las veces, así ocurre.
.
Pasado el golpe de agua, como preveía, la situación cambió totalmente, el oleaje cambió de sentido y venía una hermosa brisa hacia nuestro puesto de pesca.
Conversando con Antonio, de la bonita situación que se nos acababa de presentar intuía que aquello iba a ir a mejor.
No habían pasado cinco minutos una hermosa carpa de más de dos kilos, ponía aprueba a mi compañero Antonio, que, después de un largo forcejeo consiguió meterla en la sacadera. La situación ahora, con el cambiado oleaje era muy diferente, de hecho, en unos instantes pude comprobar una picada de otro hermoso carpín, que una vez capturado, intuimos pasaba sobradamente del kilo de peso
Antonio con un buen ejemplar de carpa capturada en la zona de las pizarras
Un precioso carpin de buenas dimensiones |
Finalmente, una tranquila tarde acababa apagándose, dándonos a entender que, en la pesca todo es posible. La constancia y la paciencia con virtudes necesaria que todo pescador tiene que entender.
Una tarde más en buena compañía, un objetivo más cumplido, una charla entre amigos compartiendo afición y ganas, un buen bocadillo y como no, unas cervezas, necesitamos algo más?
Me fui a casa conforme, seguro que Antonio, también.!!
La ultima foto mientras recojamos el equipo, viendo el tranquilo escenario nadie diría que por éste, hubieran pasado en la tarde de hoy, tantas pequeñas grandes cosas.
Es pesca y encierra muchos encantos.
Dedicado a mi amigo Carlos Estupiñan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario