En la parte occidental de la península se encuentran tres de ellas, la boga del Duero, (chondrostroma dauriense), la boga del Guadiana (chondostroma willcommii) y claro está, la boga del Tajo (chondrostoma polylepis),
Las otras tres especies están expandidas por el cuadrante nort-oriental todas ellas relacionadas con la chondrostroma toxostoma que vive en los Pirineos, estas son: la Madrilla (chondrostroma miegii), cuencas de la vertiente cantábrica, la Madrija chondorstroma turiense ) propia del Turia y la Loina chondrostroma arrigonis) de la cuenca del Jucar.
Es un precioso pez, perteneciente a la familia de los ciprinidos, de cuerpo alargado, sus flancos , plateados están recubiertos de muchas y pequeñas escamas, tiene una fuerte cola y unas aletas dorsales y ventrales bien desarrolladas, tiene un hocico prominente y bajo él, en su parte más inferior, está su abertura bucal.
Su cuerpo, estilado y a pesar de su tamaño es musculoso y vigoroso, sus movimientos son nerviosos y ágiles, es por ello uno de los ciprínidos más perfectos y mejor adaptados para superar obstáculos en el remonte de ríos y arroyos.
La hembra de boga alcanza su madurez sexual a partir de los dos o tres años. Sus puestas suelen oscilar entre cantidades de 1000 a 7000 huevas según los expertos y su longevidad, dependiendo de la temperatura del agua, pude llegar cercana a los diez años.
Se adapta perfectamente a los embalses siempre y cuando, sus aguas estén bien oxigenadas tengan unos ríos tributarios para poder remontar en su época de freza,
Su talla varía mucho según su hábitat, he llegado a capturar ejemplares de más de 40 cm de largo y de peso superior a los 500 gramos en la represa del embalse de Borbollón, conocidos estos, comúnmente como nasones o en ocasiones, erróneamente llamados bogas de cieno.
Su comportamiento, suele ser gregario, sobre todo en la época de freza. Los individuos más grandes de esta especie de boga del Tajo, llegan a convivir perfectamente con otros ciprinidos con el barbo e incluso en muchas ocasiones, ejemplares de las dos especies comparten el mismo grupo, conviviendo y desplazándose juntos.
Tentando la boga en la rivera de Acebo
Después de unos años en que, este ciprínido ha sufrido una autentica recesión, tanto por las barreras humanas como la destrucción de parte de su hábitat, así como por la penosa introducción sin control de especies invasoras, actualmente, la concienciación de una gran parte de pescadores deportivos por mantener este pez autóctono todavía en ciertos lugares vírgenes, ríos y riveras en la Sierra de Gata. Por suerte, de unos años acá, está viviendo un ligero repunte su población.
que no es sino más que, buscarla en las bonitas y todavía puras riveras de la Sierra de Gata.
Tramos de agitadas corrientes son muy comunes en la parte alta de esta Rivera
En sus claras y cristalinas aguas, en los remansos arenosos y de gravilla se encuentran estos ciprínidos remontando las claras aguas acompañadas de barbos y algunas truchas.
Había oído en muchas ocasiones de las grandes bogas que remontan algunas de sus riveras, pero en especial había una que destacaba por el tamaño de estos peces, esta es la Rivera de Acebo.
Más de un andarrío rivereño se mostraba algo distante cuando se le preguntaba por ello, sin embargo, mi trabajo en la zona me daba una cierta posición fiable al frecuentar estos tramos.
Quería pasar unos días pescando estos bonitos peces y conocer sus naturales tablas de puesta y aunque había oído hablar de algunos de los sitios preferidos por ellas, pensé que mejor conocerlos de la mano de uno de los mejores y más intuitivos pescadores de sus riveras, que tras algunas tardes coincidiendo con él, en una de sus zonas preferidas cercanas al puente, enseguida pude ver que sabía de sobra lo que hacia, este es Antonio,
Coincidíamos en muchas cosas, pero además de ser un experimentado pescador de corrientes, como pude comprobar, en más de una ocasión,viendo la inactividad que tienen los peces por momentos a lo largo del día, le vi meterse en el río, descalzo, aguas abajo, en busca de cebo natural, cebo del mismo río.
Eran larvas y gusarapas que viven en estas aguas, la fuente natural de alimento que buscan nuestras deseadas bogas.
Sus cristalinas aguas son un claro impedimento para el pescador
En aguas tan claras, con tanta fuerza en la corriente y pescando con un flotador que no sobrepasa los 0.50 de gramaje, a simple vista no parece tarea fácil,
Sin embargo, en estas aguas tan movidas, con agitadas corrientes estos experimentados pescadores saben desempeñar bien su cometido pescando en ellas.
El empuje de la corriente es tal, que a veces incluso me da la impresión que el clavado es tan difícil que, con esa rápida pasada de cada flotador, el pez tiene un cortísimo espacio de tiempo para efectuar una correcta picada y que claro en esta, muchas veces el clavado es infructuoso.
Sin embargo, esta lección la tiene bien aprendida Antonio, que, como pude comprobar, sentado a su lado y observando su tarde de pesca, dejaba patente sus cualidades como pescador.
Su extrema paciencia buscando sin parar peces a lo largo de la corriente, en esta ocasión aunque estos peces, eran de un tamaño considerable, sus débiles picadas, a la velocidad que bajaba el flotador corriente abajo, le hacían tener en todo momento un exaustivo control sobre la línea y el pequeño flotador.
Usando una caña fija de ocho metros, sentado en una pequeñas silla plegable, que usaba por momentos, debido a una lesión en su pierna por un reciente accidente laboral, aún no recuperado del todo, buscaba las bogas a lo largo de la corriente.
Su flotador era viejo, desgastado, poco vistoso, casi sin color, incluso hasta su entena parecía de color amarillo pálido, pero cierto es que, era por una clara razón, este debería pasar lo más desapercibido posible en la corriente. En repetidas ocasiones me decía que echaba de menos el poder utilizar las larvas de efímeras o las gusarapas, que este año no había podido cogerlas porque desconocía donde podía haberlas este año, es el cebo privilegiado de la boga en esta época del año y es cierto que en las cercanías a esta rivera, por alguna extraña razón aun están muy pequeñas y en la primera fase evolutiva de esta efímera. Sin embargo esto, para mí, no era tarea difícil, en la otra vertiente de la sierra, desde finales del mes de Enero se pueden coger del tamaño justo para usarlas como cebo. Aún así y todo, usando de cebo un puñado de larvas pasadas que a duras penas sobrevivían, consiguió, un buen número de ejemplares de boga, de este bonito pez, la boga del Tajo, que, aunque no eran hoy de excesivo tamaño, nos hicieron, con sus desconfiadas picadas, pasar una agradable tarde de pesca.
Antonio con un buen puñado de bogas
Aquella tarde, junto a Antonio, disfrute viéndole pescar, de su compañía y su conversación y pendiente tenemos, el poder usar juntos las efímeras pero eso, eso será en un próximo encuentro en la rivera que tanto conoce y tiene pescado, la rivera de Acebo.
Kily
Muy buen relato, felicidades.
ResponderEliminarGracias, me gusta que te guste!
ResponderEliminarQue gran reportaje de la queridisima boga, me encanta ver como queda gente que disfruta de esta especie tanto como yo.
ResponderEliminarMe alegra que te guste Perico,es un precioso y delicado pez,endémico de nuestras aguas interiores,sin lugar a dudas,su pesca me atrae mucho, sin olvidarme de la función que desempeñan en esta época del año. Un pez,al que le debemos todo el respeto y cuidado posible para que podamos disfrutar de su pesca durante mucho tiempo. Un saludo!
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